Siempre es verano es una novela de maduración que transita con delicadeza entre la adolescencia, la juventud y la edad adulta, acompañando a su protagonista en tres momentos esenciales de su vida. Con una estructura fragmentaria, Alejandro Pedregosa construye un relato íntimo que no solo ilumina la complejidad del crecimiento, sino también la tensión entre identidad, clase y pertenencia.
El protagonista —niño obrero y, a la vez, chaval burgués— se enfrenta desde pequeño a la disonancia entre mundos distintos. En medio de esa frontera social y emocional, descubre la poesía como un refugio, una forma de comprensión y, con el tiempo, una herramienta para dignificar la memoria y reconciliarse con su propio pasado.
En estas páginas hay descubrimientos íntimos, amistades que dejan huella, amor y deseo, pero sobre todo hay preguntas esenciales sobre lo que verdaderamente importa. La escritura de Pedregosa se apoya en la ternura, el cuidado y el valor de los vínculos humanos, revelando cómo los relatos de nuestra infancia, aunque olvidados, acaban emergiendo en el presente para exigir su lugar.
La novela es también un retrato de los márgenes: del cuerpo adolescente que busca su sitio, de la literatura como acto de resistencia emocional y del tránsito vital en un entorno cambiante. En este viaje hacia el autoconocimiento y la aceptación, Siempre es verano se convierte en una novela luminosa que conecta la nostalgia con la esperanza, el pasado con el deseo de seguir siendo.
Una obra íntima, conmovedora y necesaria.
